Volver a contar las historias de la Biblia es una habilidad esencial para hacer discípulos (y para llegar a ser discípulo) la habilidad demuestra entendimiento y lleva a la multiplicación. Aún así, para muchos de nosotros, llegar a dominar esta sencilla habilidad ¡cuesta mucho trabajo! Esto me quedó muy claro cuando estaba dirigiendo un taller la semana pasada. Aunque parecía algo natural para la gente joven y era fácil para un puñado más de gente, el hecho de volver a contar historias de la Biblia era más difícil para los que son predicadores (que querían predicar) y para los profesores de la Escuela dominical (que querían enseñar). Aún así, para cuando el taller llegó a su fin, en todos se habían despertado las ganas de predicar, enseñar o mostrar las Escrituras.

Por fin habíamos descubierto que las Escrituras no nos necesitan, somos nosotros los que las necesitamos a ellas.

Estas son algunas de las cosas que nos ayudaron:

• Dejar que las Escrituras hablen por sí solas: Hebreos 4:12, 2 Timoteo 3:16-17; Isaías 55:10-11
• Escuchar lo que la Biblia dice sobre nuestras propias limitaciones: Proverbios 3:5
• Volver a contar las historias de distinta forma: verbalmente, por escrito y con fotos.
• Utilizando un cronómetro.
• ¡Practicando, practicando y practicando!

Ahora te toca a ti:

1. ¿Qué estás aprendiendo sobre el poder que tiene y el lugar que ocupa el simplemente volver a contar historias Bíblicas?
2. ¿Qué pasos estáis considerando tomar tu equipo y tú para desarrollar más aún vuestra habilidad para volver a contar historias?

Deja tu comentario para que los demás (incluyéndome a mí) ¡podamos aprender de ti!

Las referencias a las Escrituras están sacadas de La Nueva Versión Internacional (NVI) la Escritura sobre la Escritura: Hebreos 4:12 “Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.”

2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.”

Isaías 55:10-11 “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar, para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos.”

La Escritura y nuestro entendimiento: Proverbios 3:5 “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.”