Este es el último post de la serie de siete posts sobre ir despacio para avanzar rápido.
En esta serie de siete posts hemos tratado la importante realidad, contraria a la intuición, que se aplica a los movimientos para hacer discípulos que están avanzando:
Tienes que ir despacio si quieres avanzar rápido.
Estas son algunas formas en las que he aplicado este principio en los últimos cinco días:
Agonizar en la oración con los compañeros de trabajo sobre quién puede orar por la gente que estamos intentando alcanzar (movilización a la oración).
Nominar a seis cristianos locales para que vayan el mes que viene a un entrenamiento de los movimientos para hacer discípulos (obreros locales).
Hacer coaching justo cuando lo necesita un grupo de practicantes de los movimientos para hacer discípulos (el entrenamiento correcto).
Subir la compra de mi vecina a su quinto piso sin ascensor (atracción 2.0).
Hacer un inventario de los testigos que todavía no he pasado a otros (pasando el testigo).
Todo esto ha llevado tiempo. Algunas cosas me ha fastidiado y otras me han relentizado. Pero todas merecen la pena, porque quiero ver cómo se extiende el evangelio rápidamente y cómo la gente que todavía no conoce ni ama a Jesús le obedece.
Ahora te toca a ti:
- ¿Cómo estás llevando a cabo esto de “ir despacio para avanzar rápido”?
- ¿Qué estás descubriendo sobre ti mismo en el proceso?
Comparte tus ideas y ¡comienza la conversación!