Hacer discípulos se trata de un esfuerzo de equipo entre Dios y nosotros. Cuanto mejor entendamos nuestros respectivos papeles, más probabilidades tendremos de ver los movimientos para hacer discípulos llevarse a cabo.
Una forma de aclarar cuál es nuestro papel es determinando cuál no es nuestro papel. Con esto en mente, presta atención a lo que dice Jesús sobre su papel y el del Padre:
Nadie puede venir a mí, si no lo trae el padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré en el día último. En los libros de los profetas se dice: “Dios instruirá a todos.” Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí. Juan 6:44-45 (DDH).
Existen dos papeles claros en este pasaje:
- El cometido de Dios Padre es acercar a la gente a Jesús. Él hace esto a través de la enseñanza.
- El cometido de Jesús es salvar a aquellos que han sido atraídos a él por el por el Padre. Estos son los que han oído y aprendido del padre.
Entonces, ¿esto dónde nos sitúa a nosotros?
No existe mejor maestro que Dios ni otro salvador que no sea Jesús, pero aún así estamos llamados a hacer discípulos. ¿Cómo hacemos eso sin asumir el papel de maestro o salvador?
Quizá nuestro papel sea ayudar a la gente a escuchar a Dios. Nada más y nada menos (puede que hagamos de este el tema de un futuro post).
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