Un movimiento para hacer discípulos es la expansión rápida del evangelio y la obediencia al mismo entre la gente que antes no conocía ni amaba a Dios. Esta es la meta del Apóstol Pablo y algo de lo que él fue testigo en Tesalonica (2ª Tesalonicenses 3:1).
Los movimientos para hacer discípulos se miden en cuatro dimensiones: la obediencia, la amplitud, la profundidad y el ritmo de reproducción.